19/11/11

Cosa è cambiato?

Una vez más, después del último y afortunado traspiés, se regodeaba y atusaba la interminable melena, miraba hacia arriba siendo consciente de que el estruendo que frenaba sus pensamientos no era otro que el de un aullido contenido en su pecho, rió.
Los minutos se disiparon y cambió de ciclo, ella mudaría de posición en función de cuál la llevara, pues era un paquete feliz atado a la luna con un hilo tan imaginario como incontrolable.
Horas más tarde, ya acurrucada entre flores grises y con la mariquita albina entre las manos, seguía vibrando plena de novedad y expectación, preguntándose cuál o quién sería la siguiente cosa que proyectara en ella ese nuevo espectro de personalidad que ya reconocía como propio. Se le erizaba el vello de la nuca sólo de pensarlo y recordaba así a Licaón y sus hijos, a Psique y Eros y todas las bicicletas a las que se anexionaba de cuando en cuando mientras contemplaba esa hebra que aún la unía a la luna.